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La historia del hábitat de David y Furaha

"Hábitat nos dio un segundo comienzo", dice Furaha, socia de Hábitat para la Humanidad de Metro Denver, esposa de David y madre de tres adolescentes. "Veníamos de ser refugiados cuando quemaron nuestra casa, vinimos a Estados Unidos y luchamos buscando trabajo, buscando la vida. Hábitat está haciendo que volvamos a vivir".

Furaha y David emigraron a Estados Unidos buscando seguridad frente a la guerra en su país de origen. Son padres de dos niños y una niña de entre 14 y 17 años, y ahora se centran en construir una vida segura y estable para toda su familia. David y Furaha trabajan a tiempo completo como profesional de la seguridad y ama de llaves, respectivamente.

En la actualidad, David y Furaha alquilan un piso en el que el alquiler no para de subir, el barrio es inseguro y el casero no repara las averías. También les preocupa la seguridad de su familia en su piso actual.

Al asociarse con Hábitat, Furaha y David están deseando reconstruir la vida de su familia en Estados Unidos. Sus tres hijos también están muy ilusionados por tener sus propias habitaciones y un patio trasero.

Furaha está entusiasmada con la idea de convertirse en propietaria: "Para mí, ser refugiada, venir a un país extranjero y tener una casa, me hace muy feliz. Tener una casa en Estados Unidos es algo muy importante para mí. Estoy muy contenta".

El objetivo de David es reconstruir y seguir ayudando a su comunidad:

"Lo dejé todo en mi país. Me quemaron la casa, lo perdí todo y estaba muy inseguro. Así que cuando vengo a Estados Unidos, estoy segura y ahora tengo la oportunidad de construir mi casa. Así que siento que tengo paz".

Además de construir su hogar, David y Furaha miran al futuro, ahora posible con la seguridad de su hogar como cimiento. "Pienso volver a estudiar enfermería", dice Furaha. David también está trabajando en una nueva carrera: "Voy a ir a la escuela para mejorar mi inglés y luego a estudiar interpretación médica porque hablo más de seis idiomas."

David y Furaha reconocen la importancia de su asociación y de construir junto a los voluntarios y el personal. "Me gusta ser voluntario y puedo decir que es una de mis carreras", explica David. "Me gusta ayudar a la gente. Cuando era refugiado en Kenia, fui voluntario con agentes de la ONU para ayudar a los refugiados como líder comunitario en Nairobi. Incluso cuando llegué a Estados Unidos, empecé a buscar una forma de ser voluntario y ayudar a la gente. Fui voluntaria a través de nuestra iglesia y de Volunteers for America. Me siento bien cuando soy voluntaria".

A todos los voluntarios y colaboradores que hacen posible el programa de Hábitat, Furaha les dice: "Les daría las gracias abrazándolos a todos. Es increíble. Gracias por darnos un hogar y seguridad".